Miamamá

 Querida muerte

Permítele acariciar tu cabello, dale un botecito para que ponga las llaves de sus mil cajones dónde 

organizará sus cosas en su nuevo dormitorio, aunque quizás su equipaje ya se aligeró; quizás sus ojitos

 pequeños por fin volverán a ver aunque sus manos siempre fueron su mejor guía; dale un cuaderno, ya

 tendrá tiempo para escribirle cartas al trompetista con el que siempre quiso estar. 


Y déjale sentir vida dentro de la muerte porque nosotros, por un tiempo, sentiremos la muerte en vida

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